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Pavlova:
El origen de la misma crea multitud de controversia, aunque hayan pasado unos 100 años desde la creación de este delicioso postre, a día de hoy se sigue debatiendo si se trata de un postre de Australia o de Nueva Zelanda, y creo que nos moriremos sin tener una respuesta clara.
Pero lo que sí que tenemos claro es que la musa de este dulce fue Anna Pavlova. Esta famosa bailarina de ballet se fue de gira por Nueva Zelanda, y el chef del hotel donde se hospedaba quiso hacerle un homenaje culinario. ¿De dónde era este chef? Eso es lo que todos se preguntan.
Sea como sea, lo que sí sabemos es que este misterioso chef hizo un trabajo increíble al recrear los pasos de bailarina con simples y humildes ingredientes.
Ingredientes:
4 claras
220 gr de azucar fino
3 cucharaditas maizena
1 cucharita vinagre blanco
200 gr nata
Precalentar el horno hasta que llegue a 150 grados.
Truco de la abuela de Jenni: con la ayuda de un recipiente con un rotulador contornear el papel vegetal y darle la vuelta para que te ayude a centrarlo mejor.
Llevamos las 4 claras a punto de nieve a un ritmo muy lento.
Se añade el azucar muy muy lentamente mientras seguimos mezclando
Se tamiza la harina de maiz, se añade el vinagre y se vuelve a mezclar todo en la batidora.
Se pone toda la masa en el círculo que hemos dibujado, y con un cuchillo de abajo hacia arriba se va dando la forma, idem en la parte de arriba.
Se pone dentro del horno durante 60 minutos, y bajamos la temperatura a 120 grados.
Se saca del horno una vez que esta frio.
Tendras la perfecta pavlova si está crujiente por fuera y blandito por dentro.
Por otro lado, se bate la nata hasta tener una densidad consistente, y se añade al merengue.
Y por último...sacar tus dotes creativas y decorar con fruta o chocolate.
Me encantaría que siguieras leyendo para descubrir ¡la Guiri que me enseñó esta receta!
Jenni es australiana, nació en Perth, pero por motivos laborales y familiares se mudó a Sydney hace ya bastantes años. En su trabajo, se dedican a diseñar restaurantes y supermercados por todo el mundo, todo un arte. Una curiosidad suya es que siempre viste de negro, su color preferido. Y creo que describe muy bien su personalidad. El color negro simboliza el poder y la fuerza así como la elegancia y sofisticación, y de eso Jenni sabe bastante.
Le encanta la comida, tiene decenas de libros de comida, aunque si tuviese que elegir seria la comida italiana, y ¡los dulces! Aunque también le apasionan las manualidades, no importa si se trata de mosaicos, de bisutería o de hacer velas, ya que siempre conseguirá un trabajo increíble.
Hay un cóctel que la define muy bien. Obviamente uno de color oscuro para que vaya en consonancia con su vestimenta y elegancia: el expresso martini. Estoy segura que Anna Pavlova y Jenni disfrutarían mucho de una charla juntas, rodeadas de la elegancia que les caracteriza, un par de cócteles y estas hermosas vistas.
Pero si tuviese que destacar algo de ella sería su hospitalidad, tanto de ella como de su familia. Al llegar a #Sydney me ofrecieron quedarme en su casa hasta que pudiese encontrar trabajo y organizar todo el papeleo necesario. Estuve con ellos un mes, y después me mudé más al centro para estar cerca de mi trabajo en un restaurante. Poco después, una pandemia cambió el mundo por completo, y esta familia, aunque no tenían porqué hacerlo, me volvieron a acoger.
No me dieron solo una cama y comida, me ofrecieron entrar y formar parte de su HOGAR, y eso, poca gente es capaz de hacerlo. Y les estaré eternamente agradecida por ello.
Cada vez que me tome un pavlova o un espresso martini, sin duda recordaré todos los buenos momentos compartidos.
Mil gracias Jenni.
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Jenni's Pavlova- AUSTRALIA
Pavlova:
The origin of it creates a lot of controversy, even though it has been about 100 years since the creation of this delicious dessert, to this day there is still a debate about whether it is a dessert from #Australia or New #Zealand, and I think we will die without having a clear answer. But what we do have clear is that the muse of this sweet was Anna #Pavlova. This famous ballet dancer went on tour in New Zealand, and the chef at the hotel where she was staying wanted to pay her a culinary tribute. Where was this chef from? That's what everyone is asking. Be that as it may, what we do know is that this mysterious chef did an incredible job in recreating the dancer's steps with simple and humble ingredients.
Ingredients: 4 egg whites 220 gr. of caster sugar 3 teaspoons cornstarch 1 teaspoon white vinegar 200 gr cream
Preheat the oven to 150 degrees.
Jenni's Grandma trick: with the help of a container with a marker, outline the wrapping paper and turn it over to help you center it better.
We're getting all four egg whites ready to snow at a very slow pace.
We add the sugar very very slowly while we keep mixing
Sift the corn flour, add the vinegar and mix again in the blender.
Put all the dough in the circle that we have drawn, and with a knife from bottom to top, give it the shape, the same in the upper part.
Put it in the oven for 60 minutes, and lower the temperature to 120 degrees.
Take it out of the oven once it is cold.
You will have the perfect pavlova if it is crispy on the outside and soft on the inside.
Beat the cream until it has a consistent density, and add it to the meringue.
And finally... bring out your creative skills and decorate with fruit or chocolate.
I would love for you to keep reading to discover the Guiri (affectionate word to describe a foreigner in Spanish) who taught me this recipe!
Jenni is Australian, born in Perth, but for work and family reasons she moved to Sydney quite a few years ago. In her job, she designs restaurants and supermarkets all over the world, a real art form. One of her curiosities is that she always wears black, her favourite colour. And I think it describes his personality very well. Black symbolizes power and strength as well as elegance and sophistication, and Jenni knows a lot about that.
She loves food, she has dozens of food books, although if she had to choose it would be Italian food. Although she is also passionate about crafts, it doesn't matter if it's about mosaics, jewelry or making candles, she will always get an amazing job.
There's one cocktail that defines her very well. Obviously one that is dark in color to match her dress and elegance: the espresso martini. I'm sure Anna Pavlova and Jenni would really enjoy a chat together, surrounded by their characteristic elegance, a couple of cocktails and these beautiful views.
But if I had to highlight something about her it would be her hospitality, both hers and her family's. When I arrived in Sydney they offered me to stay at their house until I could find work and organize all the necessary paperwork. I stayed with them for a month, and then moved more downtown to be near my work in a restaurant. Soon after, a pandemic changed the world completely, and this family, although they didn't have to, took me back. They didn't just give me a bed and food, they offered me to come in and be part of their HOME, and that, few people are able to do. And I will be eternally grateful to them for that. Every time I have a pavlova or an espresso martini, I will certainly remember all the good times we shared.
Thanks a lot Jenni.
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